El Mindfulness o alimentación consciente, es el método para conseguir un estado activo de consciencia, de atención plena; la práctica de centrar toda la atención en el momento presente sin juzgarlo. Puede realizarse como una meditación programada, pero también es un enfoque o una actitud que puede aplicarse a cualquier aspecto de la vida cotidiana. Por ejemplo, puedes practicar este estado activo de consciencia por la mañana, mientras te lavas los dientes, sales a correr o a pasear, mientras te tomas algo en un happy hour o pasas tiempo con tus hijos.
También, puedes probar la alimentación consciente, empleando el estado mental de atención plena centrado en el presente, mientras comes para ayudarte a saborear la experiencia, captar mejor tus propias señales de hambre y saciedad, favorecer una mejor digestión e intencionalmente, ser consciente de cada bocado de comida para apreciarlo.
La alimentación consciente no es una dieta
Algunos expertos ponen énfasis en que la alimentación consciente no se desarrolló ni para perder peso, ni para modificar tu figura de manera alguna. Si tu objetivo final es bajar algunas tallas, por ejemplo, no estarías aplicando la alimentación consciente, porque no estás conectando verdaderamente contigo mismo y escuchando realmente a tu cuerpo. En lugar de estar pendiente de si te sientes satisfecho, estarías pensando en cambiar tu cuerpo.
Cómo empezar a practicar la alimentación consciente
Antes de adentrarte en la alimentación consciente, te sugerimos que comiences por ayudarte a ti mismo a sentirte cómodo y seguro para poder estar concentrado. Sentirte seguro es un requisito para la atención plena. También, practicar la autocomprensión o hacer un ejercicio de conexión a tierra, como fijarte en la silla en la que estás sentado o con tus pies en el suelo, en los objetos que ves, en los cubiertos que utilizas o en el árbol que hay afuera de la ventana.
Deja a un lado todos los juicios
Una parte fundamental de cultivar la confianza y la seguridad en ti mismo es eliminar los juicios de lo que percibes. Las reglas internas, como etiquetar ciertos alimentos o ciertos comportamientos en torno a la comida, como «buenos» o «malos», pueden ser una enorme barrera para ser consciente. Como cuando, por ejemplo, te juzgas negativamente a ti mismo por comer estando de pie, la vergüenza o el sentimiento de culpa son inmediatos, lo que puede dificultar mantenerte presente. Pero tampoco deberías juzgarte por tener estas normas o juicios internos. Si te das cuenta de que mantienes estas reglas o tienes pensamientos negativos sobre algo, simplemente toma nota de ello y vuelve a centrar tu atención en cómo sabe, cómo huele y cómo se siente tu comida.
Ejercicio de alimentación consciente
Cuando hayas preparado un espacio seguro en el que estar presente, puedes intentar aplicar la atención plena en tu alimentación. Ten en cuenta que la práctica de la alimentación consciente es una experiencia diferente para cada persona. Para descubrir qué es lo que te hace sentido a ti, tendrás que experimentar con distintas formas de practicar la alimentación consciente.
Si sientes que cada vez te complicas más con esta práctica y te frustras porque crees que lo estás haciendo «mal» o no tan a menudo como deberías, es recomendable que reduzcas la frecuencia: pasa de todos los días a sólo una vez al día, de una vez al día, a un par de veces a la semana. Haz lo que te funcione.
Pasos que puedes probar
Fíjate en el sabor de los alimentos y si te gustan, prueba atentamente al menos un bocado en cada comida, respira profundo momentos antes de comer, para enfocarte en el aquí y ahora, limita las distracciones y crea un ambiente tranquilo (guarda tu celular, apaga la televisión, despeja la mesa).
Ten una señal visual que te recuerde que debes estar en estado de atención plena, como una vela, una flor o una planta en el lugar donde comes. Fíjate en tu comida, en su textura, la sensación en la boca, el sonido, el olor o su aspecto. Date cuenta de que tienes mucha hambre y comes a un ritmo más rápido o de que no tienes tanta hambre y comes a un ritmo más lento. Pon atención, si estás sentado o de pie mientras comes, y nota cómo la comida se siente en tu cuerpo.
La alimentación consciente no es una moda, sino una forma de comer. Para empezar, aborda tus hábitos alimentarios sin juzgarlos y sé más consciente de cómo y cuándo comes. Comer con intención y conciencia, puede cambiar para mejor tu relación con la comida.
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